Entrevista: Carry Somers, Fashion Revolution

ŌMINA PORTRAITS

Después del colapso de la fábrica de ropa Rana Plaza en Bangladesh en 2013, donde murieron 1,134 trabajadores y más de 2,500 resultaron heridos, las diseñadoras británicas Carry Somers y Orsola de Castro decidieron tomar acción. Juntas fundaron Fashion Revolution, una plataforma activista que aboga por una mayor transparencia en la cadena de suministro de la industria de la moda.

 

Desde entonces, Fashion Revolution se ha convertido en el movimiento de activismo de moda más grande del mundo, con presencia en más de 100 países y millones de personas planteando una pregunta tan inédita como incómoda para la industria: ¿Quién hizo mi ropa?

 

Conversamos con Carry Somers, co-fundadora de Fashion Revolution, sobre los desafíos actuales y futuros de esta industria billonaria.

“¡Nunca hubiera imaginado que mi loca idea, surgida en la bañera unos días después del colapso de la fábrica de Rana Plaza, se convertiría en el movimiento de moda más grande del mundo!”

1. ¿Fashion Revolution fue pensado como un movimiento global desde el comienzo? ¿Cómo lograron hacerlo crecer tan rápida y explosivamente?

 

¡Nunca hubiera imaginado que mi loca idea, surgida en la bañera unos días después del colapso de la fábrica de Rana Plaza, se convertiría en el movimiento de moda más grande del mundo! Ciertamente no tenía la intención de que Fashion Revolution fuera un movimiento global, ni siquiera estaba tratando de pensar en una forma de abordar la tragedia, pero la idea me pareció lo suficientemente buena como para salir de la bañera y pasar a la acción. Después de llamar a Orsola, esa misma noche enviamos correos electrónicos a todas las personas clave que conocíamos en la industria que pensábamos podrían apoyar la idea de organizar algo en el aniversario del colapso de Rana Plaza el año siguiente. Y al cabo de unos meses, la gente comenzó a escuchar lo que estábamos haciendo en Australia, en los Estados Unidos, en Europa … cuando llegamos al aniversario, teníamos ya coordinadores en 62 países alrededor del mundo. Unos meses más tarde decidí dejar Pachacuti, la marca que había fundado y fortalecido durante las últimas dos décadas, y me centré en construir el movimiento Fashion Revolution.

“Es muy emocionante ver cómo hemos logrado involucrar a las personas que aman la moda, pero nunca antes habían pensado qué hay detrás.”

El secreto de nuestro crecimiento explosivo radica en una serie de factores. En primer lugar, aprovechamos el sentimiento de impotencia de las personas y les brindamos una manera positiva de marcar la diferencia, y las herramientas para ser parte de la transformación de la industria. En segundo lugar, usamos el poder de las redes sociales para difundir nuestro mensaje. Comenzamos predominantemente como una campaña en redes sociales en nuestro primer año, ¡sin tener idea de que Fashion Revolution se convertiría en un movimiento tan grande! Sin embargo, siempre hemos sido un movimiento que ha tenido lugar tanto en redes sociales como fuera de ellas. Y finalmente, aprovechamos la creatividad de un increíble equipo de personas en el Reino Unido y en todo el mundo, todos trabajando inicialmente gratis, las 24 horas del día, para garantizar que el mundo nunca olvidara a las víctimas de Rana Plaza y todas las demás personas que han muerto en nombre de la moda.

 

Es muy emocionante ver cómo hemos logrado involucrar a las personas que aman la moda, pero nunca antes habían pensado qué hay detrás. Fashion Revolution ha crecido un 100% año tras año, con más de 3 millones de personas participando activamente mediante publicaciones en redes sociales, descargando nuestros materiales didácticos, asistiendo a nuestros eventos y organizando sus propias actividades.

 

“Varias marcas de lujo fabrican en Bangladesh exactamente en las mismas líneas de producción que las marcas de moda rápida más baratas.”

2. ¿Cuáles fueron los principales obstáculos que enfrentaron para alcanzar un impacto global?

 

Un desafío clave ha sido abordar las percepciones sobre el costo de la ropa. Muchas personas se horrorizan por el desastre de Rana Plaza, pero dicen que no pueden pagar mas por ropa producida éticamente. Tres cuartas partes de los encuestados por YouGov/Global Poverty Project dijeron que estarían dispuestos a pagar un 5% adicional por su ropa, si tuvieran garantía de que los trabajadores reciben un pago justo y laboran en condiciones seguras. Se ha estimado que agregar tan solo 25 centavos al costo de una prenda confeccionada en Bangladesh, proporcionaría a los trabajadores un salario digno y permitiría a las fábricas cumplir con los normas de seguridad edilicia y contra incendios. Los estándares éticos básicos no implican un precio alto.

 

Muchas personas tampoco saben que pagar más no es necesariamente una garantía de que las condiciones de trabajo y los salarios sean mejores. Varias marcas de lujo fabrican en Bangladesh exactamente en las mismas líneas de producción que las marcas de moda rápida más baratas. Es posible que estén pagando un pequeño porcentaje más a la fábrica por algún adorno o costura adicional, pero el costo general es muy similar. La diferencia en el precio de venta es el amplio margen de ganancia.

 

Los precios bajos hacen que los consumidores crean que están ahorrando. Esto puede parecer cierto a corto plazo, con un enfoque limitado y mirando solo el dinero en nuestras billeteras. Pero todos nosotros, como ciudadanos globales, terminaremos pagando el costo externo, el costo real del consumo y la producción insostenibles. Tenemos un gran desafío por delante para cambiar la percepción de la gente sobre lo que realmente significa “barato”.

“Hace seis años, el colapso de la fábrica de Rana Plaza sacudió el mundo de la moda y generó una revolución. Millones de personas ahora usan sus voces y su poder para pedir una mayor transparencia … y está funcionando.”

3. ¿Cuáles son los principales logros de Fashion Revolution hasta el momento?

 

Históricamente las marcas han prestado poca atención a las consecuencias globales de sus políticas y estrategias. Hace seis años, el colapso de la fábrica de Rana Plaza sacudió el mundo de la moda y generó una revolución. Millones de personas ahora usan sus voces y su poder para pedir una mayor transparencia … y está funcionando.

 

En nuestro Indice Anual de Transparencia de la Moda revisamos las 150 marcas más importantes del mundo, incluidas docenas de compañías británicas, y hemos descubierto que el 37% está revelando sus fabricantes de primer nivel -dónde sus prendas se cortan y cosen-, en comparación con el 12,5% que lo hacía en 2016. Sabemos que un número significativo de marcas que ahora publican esta información lo hacen como resultado de Fashion Revolution y porque sus clientes les preguntan #quienhizomiropa.

Las marcas están comenzando a hablar de sus productores y materiales y nos muestran dónde se hace nuestra ropa y quién la hizo, usando el hashtag #Yohiceturopa. Gildan, Zara, G Star Raw, Fat Face y Monsoon se encuentran entre las aproximadamente 4000 marcas de moda que respondieron con fotografías e información de sus trabajadores durante la Semana de Fashion Revolution del año pasado.

 

Cuando los ciudadanos y los consumidores están equipados con más información, y de mejor calidad, creíble y comparable, sobre el impacto humano y ambiental de la ropa que compran, pueden tomar decisiones más informadas. Una mayor transparencia también significa que los problemas a lo largo de la cadena de suministro se pueden identificar, abordar y remediar mucho más rápido. Una mayor transparencia también significa ejemplos de buenas prácticas, historias positivas e innovaciones efectivas que se pueden resaltar, compartir y potencialmente escalar o replicar en otros lugares. La transparencia es la clave para revolucionar la industria de la moda y el progreso imparable de la transparencia dentro de la industria en los últimos 6 años es, sin duda, nuestro mayor logro.

“Tenemos un gran desafío por delante para cambiar la percepción de la gente sobre lo que realmente significa “barato”.

4. En los últimos años la conciencia de los consumidores sobre el daño ambiental y social de la moda rápida ha aumentado. Sin embargo, según McKinsey and Company, en 2018 las ventas mundiales crecieron aproximadamente un 4,5%, llegando a los 1.7 billones de dólares. ¿Por qué los consumidores continuan seducidos por la moda rápida? ¿Es solo una decisión basada en el precio? ¿Qué más se puede hacer para revertir esta tendencia?

 

La manera en que se produce y consume moda ha aumentado drásticamente en los últimos 30 años. Proporcionalmente, los desastres en las fábricas también se han incrementado en frecuencia y gravedad, así como la degradación ambiental, que es cada vez más significativa y rápida. El colapso de Rana Plaza fue el resultado directo de cadenas de suministro cada vez más largas, con el consiguiente desligue de responsabilidad que esto implica. Lo sucedido refleja la tendencia global de “aumento constante de la demanda” que alimentan las cadenas de moda rápida.

 

A través de la publicidad y los medios, las empresas les dicen a los consumidores que “necesitan” mantenerse al día con las últimas tendencias y que su identidad se define por lo que consumen. Esto solo sirve para alimentar la sobreproducción, el consumo excesivo, el desperdicio y los impactos sociales negativos. Este es el modelo de negocio que prevalece en la industria de la moda en muchos países; la necesidad de “vender, vender, vender”, dando prioridad a la rentabilidad de los accionistas por encima de todo, sin importar las consecuencias sociales o ambientales. En las últimas décadas, los consumidores han sido testigos y han participado activamente en este ciclo de crecimiento acelerado que está ejerciendo una presión insostenible en los recursos naturales y en las personas involucradas en la cadena de suministro. Para revertir esta tendencia, la forma en que producimos y consumimos la moda debe transformarse, lo que significa que los modelos de negocio tendrán que cambiar y se requerirán múltiples soluciones.

 

En una encuesta realizada por Ipsos MORI a cinco mil personas en los cinco mercados más grandes de la Unión Europea, publicados por Fashion Revolution en noviembre de 2018, los consumidores nos dijeron que quieren saber más sobre el impacto social y ambiental de sus prendas cuando compran ropa, y que esperan que las marcas y los gobiernos hagan más para abordar estos problemas.

 

En última instancia, si los gobiernos se toman en serio la mejora de los derechos humanos, los impactos sociales y la sostenibilidad ambiental, deben reescribir las reglas de la economía para que el beneficio de los accionistas ya no se anteponga a la protección de nuestros ecosistemas, la salud y el bienestar de las comunidades.

“La industria de la moda global es opaca, explotadora y perjudicial para el medio ambiente, y necesita un cambio revolucionario.”

5. ¿Cuáles son los principales desafíos de Fashion Revolution en los próximos años?

 

La industria de la moda global es opaca, explotadora y perjudicial para el medio ambiente, y necesita un cambio revolucionario. A pesar de que más marcas están empezando a publicar sus políticas y compromisos, todavía no tenemos forma de saber si sus procedimientos son realmente efectivos y si implican una mejora en la calidad de vida de las personas que hacen nuestra ropa. En el Indice de Transparencia de la Moda del año pasado encontramos que solo el 55% de las marcas publicaron metas medibles y con plazos específicos para mejorar sus impactos ambientales, mientras que solo el 37% publicaron metas en derechos humanos. Apenas la mitad informa sobre su progreso para alcanzar estos objetivos. Muchas marcas simplemente no toman medidas para garantizar que sus políticas se pongan en práctica.

“La pobreza, los abusos contra los derechos humanos, los salarios injustos, la discriminación, la contaminación ambiental, el desperdicio y la falta de transparencia siguen siendo endémicos en la industria de la moda.”

El mayor desafío que tenemos por delante es la creación de un marco común para reportar el impacto social y ambiental de las marcas. Necesitamos estándares de responsabilidad universales en toda la industria que ayuden a resaltar las mejores prácticas y las áreas de mejora, permitiendo que tanto las marcas como sus clientes vean cómo se comparan con el resto de la industria. En última instancia, se requiere una mayor regulación para lograr que los rezagados se muevan y nivelar el campo de juego, lo que beneficiará a aquellas marcas que ya cuentan con procedimientos sólidos. Sin legislación, muchas marcas continuarán publicando voluntariamente solo información seleccionada. Tenemos la esperanza de que la reciente investigación de la Comisión de Auditoría Ambiental sobre la Sostenibilidad en la Industria de la Moda, en la que Fashion Revolution desempeñó un papel clave, conduzca a cierto progreso en términos de legislación, pero claramente hay mucho más por hacer.

“Si bien se han logrado algunos avances en torno a la salud y la seguridad de los trabajadores, los cambios han sido lentos e insuficientes. La mayoría de las empresas aún operan de la misma manera que Rana Plaza…”

6. ¿Cómo aspiras que sea la industria de la moda dentro 15 años?

 

La transparencia seguirá siendo clave en la estrategia de Fashion Revolution para revolucionar la industria de la moda. Si bien se han logrado algunos avances en torno a la salud y la seguridad de los trabajadores, los cambios han sido lentos e insuficientes. La mayoría de las empresas aún operan de la misma manera que Rana Plaza, confiándose en auditorías para el acatamiento básico de la ley.

 

En el Indice de Transparencia de la Moda de 2018 publicado en abril de 2018, -que califica a 150 marcas según la información que divulgan sobre sus políticas, prácticas e impacto social y ambiental-, 12 obtuvieron un cero por ciento, y 48 marcas (el 32%) puntuaron en el rango inferior de 0-10%. Esto muestra que muchas marcas aún están muy atrás, revelando muy poco acerca de sus prácticas sociales y ambientales. De las 100 marcas que se encuestaron en 2017 y nuevamente en 2018, solo el 5% tuvieron una mejora en todas las áreas.

 

El progreso no será rápido, ciertamente no tan rápido como se necesita. La pobreza, los abusos contra los derechos humanos, los salarios injustos, la discriminación, la contaminación ambiental, el desperdicio y la falta de transparencia siguen siendo endémicos en la industria de la moda. En 15 años habremos progresado, y la sostenibilidad y la transparencia estarán firmemente en la agenda de todas las marcas, y estarán consagradas en la legislación, pero lamentablemente aún nos queda mucho camino por recorrer hasta que veamos una industria verdaderamente transparente, donde la gente trabaje con dignidad, en condiciones saludables, ganando un salario justo, sin temor a perder la vida.

 

Sin embargo, creo firmemente que la industria puede cambiar, dados los incentivos y el ímpetu correctos. Mi sueño para el futuro de la industria de la moda está plasmado en nuestro Manifiesto para una Revolución de la Moda que escribimos el año pasado. Es nuestra visión para el futuro de la moda. Por favor léanlo y fírmenlo!